viernes, 8 de abril de 2011

PROTOCOLO DE CARTAGENA


El protocolo de Cartagena que entro en vigor el 11 de septiembre  del 2003, fue el primer acuerdo internacional que establece la transferencia, manejo y uso de organismos vivos modificados a través de la biotecnología moderna, es decir, regula los riesgos que implican los organismos transgénicos

La finalidad del Protocolo de Cartagena  es descartar potenciales conflictos entre las leyes de comercio y el régimen de bioseguridad global.
México forma parte de dicho protocolo junto con otros 151 países miembros y tiene como objetivo regular el movimiento transfronterizo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM).
Desafortunadamente, no ha habido un avance sustancial en materia de bioseguridad: La siembra de transgénicos es ilegal en México, en base a la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) que está vigente.

Uno de los obstáculos es que las compañías de biotecnología no están dispuestas a ceder y a verse sometidas a un régimen de responsabilidad, para proteger a quienes sean afectados por los OGM´s. Como pasa en muchas cosas en México, nadie se quiere hacer responsable de sus actos.
el adjetivo de este protocolo derivado de la convención sobre la diversidad biológica consiste en contribuir a establecer en el comercio internacional controles de seguridad para la transferencia, la manipulación y utilización de organismos vivos modificados (OVM) o transgénicos.

Alimentos  transgénicos
Un alimento transgénico es el resultado de un proceso de ingeniería genética en el cual un organismo es modificado a través de la incorporación de genes de distintas especies con el fin de engendrar y desarrollar nuevas características en el organismo para que este sea más resistente a los herbicidas, a las plagas y a las adversidades del clima y del entorno.

Esta mutación genética permite la producción de plantas con la capacidad de contener nutrientes que normalmente no aportan, de la misma manera que les permite desarrollar a las nuevas especies, las capacidades necesarias para subsistir en entornos poco favorables.
Así pues, un alimento transgénico es un alimento que adquiere la facultad de desarrollarse en un clima distinto al habitual, un alimento que tarda más tiempo en madurar, que necesita menos recursos y que aguanta las plagas i los herbicidas a los que habitualmente está sometido, es por eso que en algunos círculos se llama frankenstains a los alimentos transgénicos.

Este reciente proceso de la industria genética implica la utilización de genes clínicamente manipulados para mutar los alimentos hiendo en contra de los procesos naturales. Los resultados de las pruebas llevadas a cavo y las hipótesis que plantea dicho experimento pone en duda la confianza de gran parte de la población ya que se desconoce los efectos que pueden tener en la población, el consumo de alimentos transgénicos a los cuales se les han manipulado los genes y alterado el organismo, de la misma forma que se desconoce hasta que punto un alimento transgénico puede afectar al medio ambiente.

Esta polémica deriva también por el hecho que aun no existen leyes concretas en este ámbito que obliguen a etiquetar o incluir (en el embasado del producto final) la información necesaria para que los consumidores conozcan el proceso de desarrollo por el que ha pasado el producto, y escoger de esta forma, si desean consumirlo o no. De esta manera, todos aquellos consumidores de productos transgénicos que desconozcan su procedencia, son privados de su derecho a elegir si desean correr el riesgo de contraer alergias o inmunidad frente a según que antibióticos.

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